domingo, 28 de agosto de 2011

Receta de Tortilla de Patata Vegana (Comunidad Mediterránea: destierro para los economistas profesionales)

Receta de Tortilla de Patata Vegana (Comunidad Mediterránea: destierro para los economistas profesionales)

Tostada por fuera y cremosa por dentro.
Punto ideal

Tortilla de patata vegana
Ingredientes (4 personas):

Cuatro patatas medianas
Una cebolla dulce D.O. Fuentes de Ebro
Una zanahoria
Un bote de guisantes cocidos
Un pimiento verde
Aceite de Oliva Virgen Extra D.O. Bajo Aragón
Harina de garbanzo
Agua
Sal



Elaboración:

La realización de esta receta es muy similar a la de la tortilla convencional. Si se opta por hacerla con cebolla (en el caso de la tortilla vegana es recomendable para que el resultado no sea muy seco), comenzaremos pochándola a fuego muy suave para que vaya caramelizándose con sus azúcares. Cuando adquiera un color algo tostado añadiremos la patata, que habremos hervido antes en agua unos diez minutos, troceada al gusto (se recomienda algo más fina que en la tortilla tradicional), la zanahoria y el pimiento verde troceado muy fino. Cuando esté en su punto y se deshaga si la presionamos con la cuchara de madera, añadimos los guisantes y retiramos la sartén del fuego. Eliminaremos el aceite sobrante de la fritura.

En un cuenco dispondremos un vaso de agua templada al que le iremos añadiendo tanta harina como sea necesaria para que la mezcla adquiera una textura algo más ligera que la del huevo batido. Para rizar el rizo y evitar que el resultado final quede con sabor a harina cruda, se recomienda tostarla antes de mezclarla con el agua en una sartén sin aceite hasta que comience a cambiar de color. Salaremos al gusto y añadiremos la patata, la cebolla y el resto de verduritas. Dejaremos reposar unos minutos para que se empape bien y pasaremos a la fase artística.

Una macedonia de verduras se despliega al partirla
Con la sartén caliente y con un poco de aceite, verteremos la mezcla y removeremos para que la masa empiece a cuajar (esto facilitará el volteo posterior). Cuando la textura ya no sea líquida la dejaremos quieta sobre el fuego un par de minutos con el fuego más bajo. Daremos la vuelta a la tortilla con ayuda de un plato grande y llano y la dejaremos en el fuego hasta que se cuaje. Cada cual según sus gustos tortilleros, pero nuestro consejo es dejar el interior más bien crudito para que no quede seca.
El mediterráneo Reino de Lidia utilizó la moneda por vez primera.
Somos pioneros en lo bueno y en lo que no lo ha sido tanto

Contra los economistas:
No podemos esconder el placer que hoy sentimos al escribir estas líneas. Y la razón es evidente, nos encanta hacer leña del árbol caído. Los argumentos que esgrimimos hoy aquí para justificar la necesidad de mandar al cuerno a los economistas, vienen avalados desgraciadamente por el rumbo de los acontecimientos. Dentro de los debates acerca de cómo debería organizarse la nueva Comunidad Mediterránea una idea que nadie ha puesto en tela de juicio es la pertinencia  del destierro forzoso de nuestra tierra a todo género de teórico de la economía. A modo de síntesis, vamos a enumerar las siete verdades que invalidan cualquier juicio basado en la llamada Ciencias Económicas.

Pabellones de Económicas de la Universidad de Zaragoza.
Se pueden reaprovechar en algo útil: ¿viviendas sociales?
1.      La catalogación de la Economía como una Ciencia es una falacia de primer orden.
      Suena duro, pero el funcionamiento de los profesionales de la economía a la hora de establecer sus teorías no responde en ningún caso a criterios de ninguno de los paradigmas científicos existentes.
Al menos desde nuestro mediterráneo Aristóteles, han sido muchos los pensadores que han intentado establecer un método científico serio y riguroso. Que si primacía de la razón, de la experiencia, criterios de autoridad, posicionamientos dogmáticos o utilitaristas, análisis sintéticos o analíticos… en fin, un lío monumental, pero ninguno de ellos nos parece tan pueril como el utilizado por los economistas actuales. El sistema es el siguiente: no tenemos ni idea de lo que puede venir en el futuro, no sabemos explicar lo que sucede en el presente, y los acontecimientos que ya no tienen solución los explicamos como fruto de unas situaciones que no hemos sido capaces de intuir, ni de valorar sus consecuencias. De este modo, un economista tiene una teoría para toda situación. Pero es la tozuda historia la que se encarga de superarla una vez tras otra. Las crisis cíclicas que ha sufrido el capitalismo desde su nacimiento no han sido jamás previstas por los economistas, aunque a toro pasado muchos de ellos traten de apuntarse el tanto de que ya anunciaban lo que se avecinaba. El mismo cuerpo gremial que dirige la economía hacia el abismo no cesa de aplicar sus teorías pseudocientíficas tanto cuando hunde el sistema como cuando trata de arreglarlo. Pensemos en cualquier otro caso profesional para ver la magnitud de su ineptitud.
Milton Friedman:
¿Teórico del mercado libre o justificador de terribles regímenes?

Keynes. Amado y odiado, pero nunca ignorado

2.      La impunidad del gremio de los economistas a la hora de asumir responsabilidades es insultante para el resto de los profesionales.
      Pongamos el caso de un médico que inicia un tratamiento erróneo con un paciente, que le está llevando a una situación crítica. Quién en sus cabales, conocido el error del galeno, confiaría la recuperación de la víctima al mismo doctor. Sería de locos. Pues este es el caso de los economistas. Un profesor que no enseña nada a sus alumnos perdería pronto su puesto de trabajo, un verdulero que ofrezca a su clientela productos en mal estado debería buscar un nuevo trabajo tras su descalabro empresarial, un piloto beodo sería sancionado duramente con la retirada de sus permisos, y así podemos continuar con todas las profesiones que podamos enumerar. ¿Todas? No. Los economistas profesionales son un caso especial. Tras la muerte de su enfermo, el analfabetismo de sus alumnos, la pudredumbre de sus hortalizas y el siniestro aeronaval; no sólo son los mismos que interpretan lo que ha salido mal, sino que son los mismos encargados de solucionar el desaguisado que han causado.
Wall Street, templo de la política del siglo XXI.
Los gobiernos se rinden a sus vaivenes y meteduras habituales de pata

3.      El papel que el sistema actual otorga a la economía desvirtúa el ámbito de la política desdemocratizando la sociedad.
      Así, el propio sistema capitalista otorga un poder de decisión política a los magnates, con el argumento de que una decisión basada en términos económicos es neutra en términos políticos. Nada más lejos de la realidad. Percibimos una enorme carencia entre los teóricos de la economía, que es la falta de reflexión sobre los objetivos que debe perseguir la misma. Consideramos desde la Comunidad Mediterránea que la economía sólo debe tener un objetivo, que es el mismo que el del propio ser humano, la búsqueda de la felicidad y el máximo disfrute de los placeres del mundo. Los economicistas suelen ver el tema de otra manera. Más bien consideran el crecimiento como valor positivo sin tener en cuenta otros parámetros. Creemos que se trata de un error, y no porque no nos guste el crecimiento económico, pues casi ninguno queremos volver a las ramas del árbol del que una vez bajamos, sino, porque la ausencia de otras consideraciones hace perder su razón de ser al propio sistema productivo. Pongamos un ejemplo con el Chile de Pinochet. Decenas de economistas jovencitos engominados, recién salidos del horno de la afamada Escuela de Chicago, partieron hacia el sur. Las posibilidades que les ofrecía un régimen totalitario para el ensayo de sus teorías eran ilimitadas. Y así fue en términos económicos. El país reflejó un crecimiento enorme en términos macroeconómicos. Las teorías que Milton Friedman dictaba desde su púlpito se convertían en realidades. Pero la interpretación real debe hacerse de manera distinta. Una sociedad pisoteada, derechos humanos olvidados, miles de personas masacradas y la teoría económica eludiendo responsabilidades políticas. ¿Éxito económico? No. Lo que ocurrió fue un fracaso económico total, desde el momento en el que la economía olvida su cometido, que no es el del crecimiento ilimitado a toda costa, sino el de la satisfacción a todos los niveles del ser humano. El fracaso no pudo ser más rotundo.
El mundo se repartió sin escrúpulos

¿Esto es extender la civilación?

4.      La economía se ha erigido como el argumento oculto defensor del nacionalismo excluyente
Que el nacionalismo está ligado, desde su nacimiento en el siglo XIX, a otros procesos históricos es algo comúnmente admitido por los estudiosos de la Historia. En primer lugar no se puede comprender su florecimiento fuera del contexto del colonialismo. Fueron los pensadores marxistas quienes primero advirtieron el fenómeno  imperialista como una necesidad del sistema capitalista. La búsqueda de nuevos mercados, materias primas, fuentes de energía y mano de obra barata se hacía necesaria en unas sociedades industrializadas que competían entre sí por el poder económico mundial. Nadie podía quedarse atrás en la aventura colonial. El propio fenómeno de la industrialización estuvo unido desde un principio a la ideología nacionalista. La creación de una clase burguesa que comparte unos mismos intereses y temores alienta el fortalecimiento de unos Estados nacionales que los defenderán de enemigos exteriores e interiores. Entre éstos, la competencia del mercado internacional y el crecimiento de un movimiento obrero cada vez más concienciado son los fantasmas que más asustan a una clase burguesa timorata y conservadora de su posición social privilegiada.
El romanticismo ayudo a crear una simbología, unos sentimientos y unas falsas justificaciones históricas que fomentaron el crecimiento de ésta ideología entre el pueblo. La prueba de que el nacionalismo había germinado en el seno de las clases menos pudientes la encontramos en su posición ante la Gran Guerra. El conflicto se generó de manera multicausal, pero ninguno de los factores en juego afectaba verdaderamente al trabajador como clase. De hecho, las ya por entonces agrupaciones de clase definían el conflicto en ciernes como un problema de intereses burgueses. Pero tristemente los intereses nacionales primaron sobre los de clase. Los trabajadores abandonaron su penosa vida en las fábricas y acudieron a unas sucias trincheras para defender sus banderas. Olvidando las luchas internacionalistas que hasta entonces habían llevado a cabo. Sagradas alianzas de clases antagónicas en defensa de Estados nada inocentes de imparcialidad.
Así que las razones económicas (industrialización e imperialismo) están en el corazón mismo de la creación de un nacionalismo que debe desaparecer, del mismo modo que llegó, de la mente del nuevo ciudadano mediterráneo.
Tecnócratas en apoyo de una dictadura...de nuevo.
Gobierno franquista

5.      Quienes esgrimen argumentos definidos como tecnocrático-económicos son defensores de políticas conservadoras y/o totalitarias
Al igual que la posición de la persona fiel a alguna religión, el autodefinido como tecnócrata tiene un interés brutal en limpiar su conciencia. El creyente y el economicista, sabedores de la gran cantidad de pecados que cometen conscientemente, encuentran en dichas posiciones el perdón que sus conciencias no le dispensan. El caso del tecnócrata es además un atentado contra el sentido común insultante. El funcionamiento es el siguiente: tomo una medida económica concreta muy dura para la sociedad porque la Ciencia Económica la dicta, no porque responda a los intereses del grupo social y políticamente dominante. Desligar las posiciones económicas de la ideología es absurdo pero liberador. Calma los espíritus de quienes están colaborando con regímenes de terror. De hecho no encontramos posiciones económicas supuestamente desideologizadas en ninguna sociedad verdaderamente democrática.

6.      No hay mayor falsedad que definir el sistema económico mundial actual como globalizador y de libre mercado
Poco comentario merece tal afirmación. Dos son las principales realidades que desmienten la existencia de una economía mundial globalizadora bajo los principios liberales que se vienen pregonando desde, al menos, Adam Smith. Una de ellas es la proliferación de mercados comunes, que agrupando a varios Estados Nación, desarrollan una integración económica en el interior junto a la creación de férreas fronteras arancelarias para el exterior. La UE sería un paradigma de lo expuesto hasta aquí. Libre circulación de capitales y producción en su interior y unas políticas proteccionistas que influyen de manera determinante en los sistemas productivos ajenos a ella. Sobre todo el de países pobres cuyas economías nacionales dependen totalmente de sus exportaciones a este tipo de áreas.
La segunda gran mentira la encontramos en el irregular funcionamiento del libre mercado. Los clásicos del liberalismo destacaban las virtudes de un sistema donde la oferta y la demanda fueran los únicos factores a la hora de establecer los precios. Eso fue lo que se definió como mercado libre. Y se denominó así por no estar sujeto a las injerencias del Estado. Pero no sólo de él, sino también de cualquier agrupación, institución o grupo organizado que alterase el mercado. Es evidente que en el sistema de establecimiento de precios del mercado internacional, sobre todo el que afecta a materias primas y fuentes de energía (que es del que dependen las economías más débiles), la oferta y la demanda no son determinantes si las comparamos con la influencia que tienen organizaciones oscuras y fuera de todo control ciudadano.
Tierra limpia, Tierra rentable

Nuestro mar se ahoga por el culto a la rentabilidad.
Mala inversión

7.      Si no se establecen nuevos objetivos ajenos a los meramente económicos para sistema productivo mundial, la Tierra se nos muere
No es el momento, por falta de espacio, de defender la necesidad urgente de crear una conciencia ecológica. Únicamente queremos destacar que en la creación de la Comunidad Mediterránea, el fomento de políticas medioambientales ocupa un lugar privilegiado. En especial en lo referente a la contaminación, prácticamente irreversible, de nuestro mar común.
Esta séptima afirmación es en realidad la que menos debe atacar al mundo de la Ciencia Económica, pues estamos convencidos de que las posiciones más respetuosas con el entorno, serán a largo plazo las más rentables económicamente. Pero la urgencia de lograr réditos económicos inmediatos es una característica de los sistemas pseudodemocráticos, basados en las tiranías electoralistas de unos partidos políticos nada comprometidos con el cuidado del planeta.
Otro amante del libre mercado.
Sin comentarios

miércoles, 3 de agosto de 2011

Gazpacho de cerezas (Comunidad Mediterránea: Asuntos religiosos)

Gazpacho de cerezas (Comunidad Mediterránea: Asuntos religiosos)

Crudos, con piel, auténticos
de la huerta
Receta de gazpacho de cerezas
Ingredientes: (4 personas)

Un kilo de tomate maduro
400 gramos de cerezas de La Almunia de Doña Godina
Un pepino
Un pimiento verde
Una cebolla tierna D.O. Fuentes de Ebro
Una cabeza de ajos
Aceite de Oliva Virgen Extra D.O. Bajo Aragón
Sal y pimienta


Elaboración:

Es habitual la tradicional exaltación de la trilogía mediterránea al transmitir las excelencias de nuestra despensa. Sin desmerecer el cereal, la vid y el olivo, defendemos desde aquí que los productos de nuestra huerta son de tanta categoría como los mejores. Por ello se hacía necesaria una receta que combinase los sabores y riqueza de nuestras frutas, verduras y hortalizas, y que de paso nos ayudase a superar los calores que el verano nos arroja. Del mismo modo, pensamos que una receta fresquita facilitará la digestión de las incendiarias líneas que vienen a continuación, que seguro calientan de indignación al creyente en sortilegios religiosos y encienden el alma revolucionaria a anticlericales viscerales como nosaltres.

En primer lugar lavaremos todos los productos con agua fría, limpiando de dura tierra toda su superficie. Téngase en cuenta que todos ellos se van a utilizar sin pelar con el fin de conservar todas sus vitaminas y sabores originales. Trocearemos todas las piezas en gruesos pedazos y deshuesaremos las cerezas e iremos llenando un recipiente en el que después trituraremos todo el conjunto. La única salvedad será la de la cabeza de ajos, pues para aquellos que no hayan aprendido todavía a disfrutar del fuerte y mediterráneo sabor del ajo crudo, se les va a permitir la licencia de escalibarlo un poco. Si se quiere atajar el proceso basta con introducir la cabeza de ajos treinta segundos en el horno microondas. Así se suaviza el sabor para los paladares más finos.


Textura ligera o cremosa.
La miga de pan es la clave
Con todos los ingredientes en el recipiente pasaremos a triturarlos. Si se quiere conseguir un resultado más cremoso y espeso es el momento de añadir un poco de miga de pan. Nosotros hemos decidirlo consumir el gazpacho ligero de textura y contundente en sabor. Una vez triturado aliñaremos con sal, pimienta al gusto y una buena cantidad de aceite. Opcionalmente y como guiño al sur mediterráneo, siempre de preferencias más calóricas, podemos adornar la receta, una vez ya en el cuenco individual, con huevo duro y jamón de Teruel picado muy fino. Una rociada de perejil fresco recién picado servirá de colofón al estival plato.

Nota de cata:

Para los puristas del maridaje canónico, las frutas y verduras crudas son de difícil combinación con un buen vino. En respeto a sus consejos, ya que tantas veces los ignoramos, probaremos una combinación algo atrevida. Vamos a importar un cocktail de larga tradición inglesa como símbolo de hermandad con nuestra Comunidad Mediterránea. El Gimlet es una combinación fría de ginebra y zumo de lima. Utilizaremos cuatro partes de Bombay Saphire por una de zumo de lima recién exprimido. Añadiremos hielo y una corteza de la fruta utilizada. Es peligrosamente traicionero, arriesgado y adictivo. Uno de los placeres que vale la pena salir a buscar fuera. Salut my friends

Gimlet, maridaje perfecto.
Nacido para el gazpacho

Comunidad Mediterránea: Religión

Cuando se trata de desnudar al habitante del Mediterráneo y sus orillas, para que aparezca el verdadero ser humano y su esencia común, encontramos en el hecho religioso una oposición de gran enjundia. Tratamos de encontrar las características comunes que unan, y no disgreguen, a todos los miembros de la futura Comunidad en ciernes. Históricamente las religiones no sólo han sido responsables conscientes de guerras; genocidios; creación de fronteras y símbolos nacionales; encubridora de regímenes opresivos; usurpadora de alimentos básicos para la población en forma de impuestos y dadivas; fundamento ideológico de absolutismos, totalitarismos, dictaduras y fascismos; usurpadora de libertades individuales propias del ser humano; animadora de aventuras bélicas y conquistadoras  a cambio de la exclusividad del poder ideológico; sino que su carácter negativo con el prójimo es lo que más nos dificulta la labor de liberar al ser mediterráneo.
Tres son las religiones más habituales en nuestra cuenca y muchos los rasgos que coartan la libertad individual y dificultan la convivencia entre los distintos pueblos. Una enumeración de los mismos hará reflexionar al lector sobre la necesidad y urgencia de relegar al hecho religioso al lugar de donde nunca debía haber salido, el ámbito privado. Aunque lo cierto, por no pecar de hipócritas, estamos completamente convencidos de que si se le arrebata la influencia política, el poder terrenal y el monopolio de la moral pública, las tres religiones que asolan nuestras tierras tendrían los días contados. Tan endebles son sus dogmas espirituales que serían incapaces de sobrevivir sin los privilegios públicos que han atesorado durante siglos de opresión, censura y oprobios a la libertad humana.

Tres ejemplos de dogma e intransigencia: judaísmo,

cristianismo,

e islamismo
Primero el judaísmo, después el cristianismo en su versión católica u ortodoxa y por último el islam no han disminuido su esfuerzo por hacer desaparecer las cualidades del espíritu mediterráneo. Todas ellas han luchado contra la libertad del individuo inculcando la conciencia del rebaño, de la grey, digna de animales pastoreados por sus amos y perros adiestrados. Todo está decidido de antemano. Todas ellas ningunean esta vida, minusvaloran el mundo y todos los frutos que nos ofrece, coartan las infinitas posibilidades que el hombre encuentra a su alrededor. La consideración de este mundo como un lugar de tránsito hacia el verdadero, del cual sospechosamente nada podemos saber, relega a la búsqueda de la felicidad a un valor casi egoísta, sustituido por una carrera por los puntos que permiten la entrada al paraíso.  La filosofía del esclavo se ha generalizado y debemos encontrar las armas que esgrimió Espartaco para liberarnos de las cadenas. Cual Semana Trágica barcelonesa debemos alzarnos contra su control terrenal y espiritual. El espíritu anticlerical pervive en nuestra sangre aunque adormecido por inanición. El enemigo es fuerte, está por doquier, pero como todo enemigo que basa su estrategia en la fuerza, tiene un punto débil. Encontrar el talón de Aquiles de las tres religiones no es tarea fácil. ¿En que basan su poder las tres manifestaciones monoteístas? Tenemos claro que no es en lo que ellos denominan la Verdad, pues es un hecho que con ella sola ninguna religión ha sobrevivido a sus víctimas. La base de su poder se asienta sobre el miedo. Ésa es la clave. Pero ni siquiera el miedo al castigo divino en el más allá ha sido suficiente para su supervivencia. Han desarrollado mecanismos de castigo en nuestro terruño para los disidentes de su tiranía. Alianzas seculares con el poder terrenal, con preferencia a regímenes autoritarios y Estados totalitarios, por la facilidad del control, han otorgado la posición ventajosa en la que hoy se haya.

Que su poder se fundamenta en el miedo,
sobran palabras.
Semana Santa en Zaragoza
La solución, si el análisis ha sido certero es fácil. Si a un niño se le disipa el miedo nocturno con un poco de luz y un abrazo, encendamos una gran luz sobre nuestro mar y abracémonos como los hermanos que somos. La libertad de un despoja al individuo de temores como la llama de una vela lo hace sobre el sueño del niño. Pero la libertad no se adquiere de manera innata cuando hace tanto tiempo que se perdió. Dos son los mecanismos por los que puede volver a ser la expresión máxima del alma: la educación y la experiencia de su disfrute responsable.
Liberar la costa norte del Mediterráneo del excluyente y mesiánico cristianismo y sus iglesias, el reducto judío enquistado en la, tantas veces vejada, Palestina y el combativo y victimista islam norteafricano, engrandecería a sus habitantes y abriría un porvenir alejado de visiones apocalípticas, mitológicas y represivas. El ser mediterráneo jamás ha buscado su paraíso en otro lugar distinto al que habita. Amantes de la buena vida, no se resignan a disfrutar los placeres que nos ofrece la naturaleza en otro momento. Si llega el juicio final nos declaramos culpables de buscar la felicidad, velar por el bien común y respirar con libertad la brisa que nos traen las olas bajo el sol que curte nuestra piel.  

Símbolos difíciles de olvidar
Para ir concretando los ámbitos de lucha contra el control social que ejercen las iglesias en sus ámbitos territoriales comenzaremos con la escuela. Arrebatar la enorme influencia de las iglesias en materia educativa sería un paso de gigante en nuestro objetivo. La nueva valorización de ciudadano, que se relaciona con el otro según parámetros naturales de respeto y reconocimiento, se hace necesaria desde nuestros sistemas escolares. Es ese uno de los campos de batalla donde no debemos escatimar esfuerzos.

Nuestros representantes se entregan
a su voluntad sin nuestro permiso
 El campo de los símbolos sería otro de los más importantes. Vemos crucifijos sobre los escritorios de representantes elegidos por mayoría, que no es lo mismo que democráticamente. Rezos, eucaristías y todo tipo de ritos religiosos acompañan cotidianamente a los actos cívicos y políticos como imposición desde los organismos dirigentes. Oficios religiosos en cuarteles, hospitales, colegios, residencias de ancianos, tanatorios no son extrañas en estos tiempos oscuros. Vertebración del calendario laboral y escolar en base a parámetros religiosos en vez de racionales. Apropiación indebida de todo tipo de festividades populares de origen ancestral, que son pasadas bajo el tamiz religioso y quedando sacralizadas. Así, lo que en origen eran celebraciones en honor del sol, del renacimiento de la naturaleza, de la rotación de la Tierra y la Luna, ritos propiciatorios de caza, pesca y recolección, llamadas a la fecundidad, culto a los antepasados, etc… quedan relegados a la exaltación de mitos y leyendas del todo ajenas a la verdadera tradición mediterránea. La eliminación de todas esas intrusiones en actos y lugares públicos no sólo es oportuna sino imperiosa. Su rechazo total por parte de la población y su arrinconamiento por parte de las instituciones es el único camino posible para la victoria.

Plaza de la Santa Cruz.
En homenaje explícito a
los sublevados del nacionalcatolicismo

Fanatismo y sentido de rebaño
Otra lucha se ha de lidiar en el terreno de la ocupación del espacio físico público. Entre otras la ocupación gratuita y subvencionada de terreno público; el mantenimiento económico de sus instalaciones y obras de arte, restauradas la mayor parte de las veces con cargo a nuestras finanzas sin contrapartida alguna; la conservación y expansión de símbolos religiosos en nuestras calles, comenzando por el nombre de muchas de ellas y llegando a monumentos e iconos urbanísticos que infectan nuestras localidades; la ilegítima ocupación de nuestras calles por parte de sus anquilosadas ceremonias, procesiones, peregrinaciones, actos de fe, eucaristías, rezos, encuentros religiosos, sin el consentimiento de la ciudadanía, que ignorada por la administración ve dificultada su vida cotidiana por tales aberraciones estéticas, por no incidir en el agravio comparativo con otras organizaciones cívicas no religiosas que encuentran dificultades insalvables para realizar sus actividades callejeras. Todas estas usurpaciones de nuestro espacio deben terminarse de manera inmediata ya que se otorgan y fomentan sin nuestro consentimiento ni participación, y las costeamos en detrimento de otros asuntos sociales de mayor envergadura y necesidad, con los que los ciudadanos estamos verdaderamente comprometidos. La negación de financiación y permisos, como en la actualidad se realiza con verdaderas organizaciones no gubernamentales con reales y demostrables fines sociales, sería más que suficiente para que los amantes de los sortilegios abandonen nuestras plazas y queden relegados a sus oscuras criptas, de las que nunca deberían haber salido.

Sometimiento a poderes ajenos al Hombre

Palestina, una solución.
Desaparición de las religiones disgregadoras
La última batalla, y no por ello menos importante debe darse con fuerza en el ámbito de la ideología. Frente al espíritu débil generado por las religiones monoteístas oponemos otro más natural y adaptado a nuestro entorno. Se debe trabajar en la recuperación y difusión de valores propios que la moral religiosa se ha encargado de esconder, prohibir o catalogar como pecados. En esencia, el ser mediterráneo odia los dictados del poder. No sigue con agrado directrices surgidas en entidades ajenas a él. En un régimen de libertad política, las normas de convivencia surgirían de manera natural del cuerpo cívico a través de sus sistemas de representación real. Por otro lado, como el sentido de la vida no está escondido en otros mundos y dictado por la providencia, la búsqueda de la felicidad y los placeres a nuestro alcance son las claves que guían nuestra existencia. Por ello una larga enumeración de experiencias y actitudes vitales, consideradas pecado por las religiones, deben recuperase como nuestras guías. Somos concupiscentes y excesivos, valores opuestos a los actuales espíritus comedidos y apocados, propios de resignados y timoratos cobardes. El desequilibrio y desquiciamiento  vital, propio de nuestra zona, hace divertido el levantarse de la cama cada mañana sin saber con lo que cada nuevo día puede sorprendernos. El ser religioso tiene todo atado y bien atado. No hay lugar para la improvisación. Lo nuevo es malo y aquello a lo que no sabemos hacer frente es detestable. Nosotros no somos así. Encontramos orden en el caos, diversión en la aventura y prisión en la rutina. Otro valor recuperable es la práctica de la gula. Sólo los animales y los creyentes hayan gusto en la mesura ante los manjares. Un animal no come más de lo necesario y considera la alimentación sólo como una función de supervivencia. Nuestra innata búsqueda del placer eleva a la categoría de virtud la capacidad de goce ilimitado de recetas y elixires que creamos, mejoramos y mimamos durante siglos. No para sobrevivir, sino para vivir. Nuestros cuerpos son lujuriosos. Vemos la sexualidad en cada pliegue de piel humana. Exhalamos placer con cada roce de cuerpos. Frente al odio al cuerpo que fomentan nuestros enemigos, el mediterráneo opone el amor al contacto físico. Frente a miradas sucias, ocultas y pecaminosas, las nuestras son abiertas, amplias y generosas. Frente a la austera visión del sexo en pareja con función procreadora, nos decantamos por el placer al disfrute infinito de todos los cuerpos en libertad, sean cuales sean sus géneros y preferencias. Recuperemos a los nuestros. Desde la isla sensual de Lesbos donde la bella Safo instruía en el placer libre, hasta el siempre minusvalorado Marqués de Sade, tan mediterráneo en sus adentros, iluminando rincones ocultos a nuestras domadas conciencias sexuales. Por último queremos destacar otro valor insustituible en una comunidad que quiere fundamentar sus bases en la honradez. Somos perezosos. Encontramos placer en la inactividad. Frente a la, entronada por las religiones, laboriosidad, nuestro espíritu es básicamente improductivo. La siesta, la vida contemplativa y la reflexión, nuestro enemigo contrapone la conciencia del trabajo y el cumplimiento de la tarea. “El trabajo te hará libre”, lema compartido con los nazis y la moraleja de la fábula de la cigarra y la hormiga serían sus iconos. Queremos ser cigarras y no vivir en barracones de exterminio, cual hormigas o prisioneros laboriosos que sólo esperan la muerte como acto final de liberación. La pereza es sana. Debemos cuidar en fomentarla, pero sobre todo en disfrutarla.

Ideologías extrañas a nuestra esencia.
El culto al esfuerzo compartido
por totalitarismos y religiones

Siesta mediterránea.
Bien de Interés Cultural, ¡¡¡YA!!!
Aquí termina la exposición sobre las batallas que nos restan por lidiar. No son sangrientas ni violentas. Están a nuestro alcance, pero por muchos cambios legislativos e institucionales que logremos, la victoria final sólo llegará cuando las transformaciones se evidencien en nuestro interior. Compromiso y cambio de conciencia para vencer al monstruo.   

Somos sexuales, y jamás podrán cambiarlo

lunes, 1 de agosto de 2011

Arroz negro falsete y rápido (Comunidad Mediterránea: Democracia Real)


Arroz negro falsete y rápido (Comunidad Mediterránea: Democracia Real)

Receta falseta, pero increíblemente sabrosa

Dedicada a la futura Comunidad Mediterránea
y por la disolución de la malograda Unión Europea de
tecnócratas y filibusteros 

Receta de Falso arroz negro rápido
Las conservas actuales son de un nivel notable,
pero Espinalet siempre será un valor seguro


Ingredientes: (4 personas)

400 gramos de arroz El Brazal
4 sobres congelados de tinta de calamar
Una lata de chipirones en aceite
250 gramos de bacalao desalado
Un brick de caldo de pescado Gallina Blanca
Una tarrina de all i oli Chovi
Aceite de Oliva Virgen Extra D.O. Bajo Aragón
Sal






Elaboración:

Para acompañar una reflexión sobre la Democracia Real, nada hay más apropiado que una receta falsa como símbolo del poco valor verdadero del sistema político que hoy nos ignora.
En primer lugar sofreiremos el arroz en una sartén con un par de cucharadas de Aceite de Oliva.

Aromas de playa y chiringuito
Para favorecer que quede suelto al final de la elaboración. Llevaremos a ebullición el caldo en el que verteremos el contenido de los sobres de tinta. En una paella amplia introduciremos el arroz y le añadiremos el caldo negro bien caliente. Con el fuego muy alegre lo dejaremos cinco minutos. Tras ellos bajaremos el fuego y continuará hirviendo otros diez minutos más. Llega el momento de añadir los chipirones previamente troceados y el bacalao desmenuzado. Los dejaremos integrarse en el arroz por cinco minutos. Retiraremos del fuego y cubriremos la paella con un trapo blanco y muy limpio.

Es importante a la hora de servir cualquier arroz soltar el grano antes con una rasera y revolverlo bien rascando el fondo para integrar el socarrat con el resto. Se aconseja que el allioli se revuelva en el propio plato con el resto de ingredientes, para que su sabor y aromas se repartan por igual.

Nota de cata:

Esta vez vamos a hacer dos propuestas bastante indecentes. En el caso de que el plato no se vaya a disfrutar junto a la playa, un blanquito del año de Utiel-Requena estaría divino. Pero si se tiene la suerte de comerlo con los pies en la arena, no hay nada como una tradicional sangría, de las que te obligan a echar la siesta sobre la toalla y bajo la sombrilla. Los guiris, a veces, no son tan tontos como parecen. Salut para disfrutarlo.

Cabezona, cabezona.
Siesta obligada


Comunidad Mediterránea: Democracia Real

Y no es que pensemos aprovecharnos del tirón que ha dado a este tema el movimiento de los llamados indignados o Movimiento 15 M, sino que el asunto de la democracia real es uno de los que consume nuestro tiempo y ginebra desde hace mucho tiempo. Comenzaremos diciendo que quien espere leer aquí una teoría completa de cómo se debería organizar una sociedad para poder considerarse verdaderamente democrática se ha equivocado de lugar. Nuestra ambición es mucho menor tanto en el contenido político como en el ámbito territorial. Estas reflexiones surgen de la necesidad de definir un régimen político para la creación de una Comunidad Mediterránea basada en principios ancestrales populares. Una sociedad desnudada de los artificios con los que el tiempo y los grupos de poderosos han ido encadenándola hasta desdibujar su carácter auténtico. La misión no es inventar nada, sino recuperar el espíritu mediterráneo que sobrevive bajo toneladas de escombros, y fundar una comunidad bajo su imperio ideológico. El primer asunto que vamos a tratar de recatar será el concerniente a la política.

Lo que somos, los que fueron y nuestro futuro
Durante las ya olvidadas convulsiones del siglo XX un historiador francés, Fernand Braudel, estableció unas teorías sobre la Historia que enriquecieron el anquilosado panorama científico de su época. No es cuestión de exponer aquí todas sus consideraciones aburridas sobre el tema, pero sí de utilizar parte de su aparato epistemológico que nos ayudará a indagar sobre el espíritu mediterráneo que queremos iluminar. En su obra cumbre El Mediterráneo en los tiempos de Felipe II el francés desarrolla unos conceptos de tiempo que destruyen por completo la idea del ritmo lineal y continuo. Al igual que en otras disciplinas científicas se dinamitaron conceptos que se creían verdades absolutas como la continuidad de la materia y la energía, o los principios elementales de la física euclídea, la geometría tridimensional o las útiles e inexactas Leyes de Newton; la Historia se independizó de un concepto de tiempo que no tenía en cuenta los ritmos de las transformaciones que los hombres iban desarrollando. El historiador distingue al menos tres tipos de tiempo dependiendo del ritmo y profundidad de los cambios que se producen en cada época.
Geografía vertebradora del territorio

En primer lugar nos presenta el tiempo corto. En él las transformaciones que se producen son rápidas pero coyunturales. Se refieren a cambios en la formas de gobierno, en las fronteras, analiza periodos de crecimiento o crisis económica, procesos de revolución o de reacción, la aparición de personajes determinantes que inciden en su tiempo etc… Es un tiempo que generalmente da una visión de una sociedad dinámica sujeta a multitud de vaivenes, pero los cambios que se producen en ella son insignificantes y se podría aplicar para él la máxima de que es necesario que todo cambie para que todo siga igual. De cambios más profundos y significativos se ocupa la segunda categoría de tiempo que define el autor, el tiempo medio. De carácter más estructural se ocupa ya de consideraciones más elevadas. Ignora las grandes figuras y los hechos que sólo son importantes en apariencia, pues no provocan verdaderas transformaciones en la sociedad que los vive o sufre. Se ocupa de los mecanismos de producción, de los sistemas políticos, de los niveles tecnológicos, de las relaciones de poder entre distintas capas sociales (no entraremos en los debates sobre clases, estamentos, etc…) y otros aspectos definidores de una época. Pero la que nos más interesa es la última categoría, la del tiempo largo. Se aleja análisis microscópicos y demuestra la validez de la teoría de la relatividad adaptada a la Historia. Dibuja un tiempo que discurre casi ajeno a la vida de las gentes que lo viven. Sólo analiza transformaciones producidas en la raíz de las sociedades. Lentos cambios donde los agentes transformadores ya no son los individuos ni los hechos. Ignora guerras concretas y luchas por el poder, acumulaciones de riqueza y épocas de hambrunas. Busca en la esencia de las sociedades su identidad profunda. El clima y la geografía son considerados los verdaderos agentes que hacen avanzar la historia, fundamentan sociedades, dibujan rutas comerciales, definen el tipo de alimentación, los ritos propiciatorios, las vestimentas, la esencia de sus manifestaciones artísticas, los modelos de urbanismo etc… Es allí donde debemos buscar la esencia de nuestro espíritu mediterráneo. Intentar que talando los árboles (religión, modelo de familia, formas de gobierno, sistemas económicos, fronteras internacionales) aparezca el bosque que buscamos. El que fundamentará nuestra Comunidad Mediterránea. La idea de que el sistema de representación política natural en nuestro ámbito geográfico es la democracia real es lo que vamos a tratar de demostrar en estas líneas que hoy nos ocupan.

Trabajo solidario como naturaleza mediterránea
Partimos de la consideración  de que tras siglos de explotación, penurias y agresiones exteriores, el espíritu mediterráneo se ha visto enterrado por artificios ajenos que nunca se adaptaron a sus necesidades. Entonces sería conveniente acercarnos para el tema político desde el punto de vista negativo. Es decir, vamos a tratar de establecer en primer lugar qué tipos de democracia no son propias de nuestras raíces milenarias.
El sistema que hoy gobierna en todos los Estados considerados democráticos que bañan sus tierras en el Mare Nostrum, la democracia en la que los partidos políticos representan a sus ciudadanos a través de elecciones libres periódicas, es una trampa por muchos condicionantes. Surgida en la época de las revoluciones burguesas del siglo XIX en oposición a las monarquías absolutas, la democracia liberal fue asentándose con una gran capacidad de adaptación a los distintos momentos históricos. Blindada a través del sufragio censitario restringido a los propietarios se impuso para destruir o asumir todos los elementos políticos del absolutismo. Una vez en el poder y frente a la presión popular en demanda de participación política, el sistema fue maquillándose bajo los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Estableció el Estado-Nación delimitado por férreas fronteras como unidad de organización, reubicó a las viejas instituciones en nuevos lugares, siempre privilegiados, quedando la Iglesia, el ejército, la monarquía y la aristocracia en la cima de la pirámide social. Concedió el voto a todos los habitantes (siempre masculinos) a la vez que manipulaba los resultados electorales. Un sistema de talante caciquil se fue maquillando de democracia representativa, y los partidos políticos dominados por las elites sociales se convirtieron en el argumento para justificar la representatividad del sistema.

Nuestro Costa ya vaticinaba malos tiempos
Otro modelo de democracia todavía, si cabe, más alejada a nuestro espíritu es la denominada democracia directa o popular propia de los fracasados regímenes comunistas. Fundamentada en varios niveles de representación, los ciudadanos elegían en un primer momento a sus representantes a través de una elección directa entre los miembros de una pequeña célula. Estos elegían entre ellos un segundo nivel de representación, y así sucesivamente hasta llegar a un Consejo superior que ejercía el poder en nombre de los ciudadanos. La teoría es preciosa, pero su plasmación histórica aparece llena de fracasos y sufrimientos. En todos los casos acabaron en regímenes totalitarios con Estados que sólo respondían a los intereses de un grupo cerrado de élite política que controlaba las vidas de sus gobernados, impedía disidencias y castigaba cualquier posible manifestación de oposición de manera sanguinaria. Un sueño que invariablemente degeneró en pesadilla.
Entonces la cuestión ahora es encontrar un sistema donde la voluntad de los individuos se vea representada de manera real a la hora de la toma de decisiones políticas. Al menos se nos ocurren tres grandes transformaciones que deben operarse en nuestro sistema actual para que esté en disposición de convertirse en una democracia real.

La primera de ella se refiere al sistema electoral. Debe basarse en el máximo respeto a la voluntad de los ciudadanos. Para ello las listas deben presentarse completamente abiertas, las correcciones territoriales deben desaparecer y la abstención debe considerarse como un ejercicio consciente y tener su representación en las instituciones. El hecho de presentarse como candidato individual, no perteneciente a ninguna institución ni partido al que se le deba pleitesía, mejora sin duda la calidad de la representación, así como aumenta el nivel de compromiso hacia la sociedad electora. Al no tratarse ésta de una propuesta restrictiva, el candidato a representante puede pertenecer a tantas organizaciones como considere, o a ninguna, siempre que el cuerpo electoral sea consciente del hecho. La independencia no es obligatoria, pero al menos así sería lícita, no como en nuestro sistema. Las correcciones territoriales que suman valor a los votos localistas perderían su razón de ser en una comunidad que trata de borrar fronteras y barreras identificativas a todo el conjunto mediterráneo. Cada ciudadano tendría la misma capacidad política que su vecino haciendo imperar la justicia matemática en el proceso electoral. Somos conscientes del poco éxito de la propuesta entre ideologías nacionalistas y en las defensoras del subvencionismo particularista. La articulación del territorio no vendría desde ningún congreso, comité de expertos, o peor, de ninguna justificación pseudohistórica. El clima, la situación geográfica, el nivel de producción y la voluntad popular serían los verdaderos agentes vertebradores de manera natural. Por último, la valoración política de la abstención acercaría a representantes y representados más que cualquier otro mecanismo de democracia real. Se puede ejercer dicho procedimiento de dos maneras. Aceptando el sistema pero sin coincidir con ninguna de las propuestas, que generaría el voto en blanco, o simplemente no aceptando el sistema, que lo haría con el hecho de no votar. La representación de los escaños vacíos incrementaría la necesidad de sumar acuerdos entre los representantes para alcanzar mayorías.

Máximo respeto a la abstención
como opción consciente y válida
La segunda gran transformación de nuestro sistema que lo acercaría a la voluntad ciudadana vendría del mundo de la ética. Así, el respeto a unos valores superiores, que siempre han estado presentes en nuestra sociedad, sería condición necesaria para el buen funcionamiento del sistema. Se tratan de valores generados a lo largo de la historia. Nunca impuestos, sino fruto de la necesidad de supervivencia del pueblo. Desnudos de ideologías ajenas, religiosas o emanadas de élites defensoras de intereses particulares, los únicos valores que sobrevivirían serían los mismos que han utilizado nuestros antepasados para ayudarse en condiciones difíciles de explotación. Libertad, solidaridad, tolerancia y responsabilidad serían los pilares en los que asentaría y los que defendería el sistema. De los cuatro, merece hoy especial mención el último. Representados y representantes deben ser conscientes de sus actos. En la actualidad vemos con asiduidad cómo se trata de justificar cualquier asunto culpando al otro. Nadie parece ser el responsable cuando vienen mal dadas. Nadie toma una decisión y se responsabiliza de sus consecuencias. Aunque sea más notable en el caso de los representantes con la generalización de la corrupción política, también debemos ser conscientes de que el cuerpo ciudadano actúa del mismo modo. Irresponsabilidad es robar y beneficiarse de una posición pública privilegiada, pero no lo es menos actos cómo la evasión de impuestos, el uso abusivo y descuidado de los servicios públicos, la elección de gentuza como representantes a cambio de mínimos beneficios individuales, la defensa de evidentes actuaciones indignas de sociedades avanzadas por posiciones partidistas. Así pues, rechazamos el sistema caciquil en el que nos encontramos, pero en ambas direcciones, pues recordemos que en todo sistema mafioso la base de su supervivencia es la reciprocidad en los beneficios. El objetivo sería la búsqueda de un sistema donde el único beneficio sea el comunitario. La educación y la toma de conciencia ayudaría a crearlo, y la experiencia en busca del beneficio general  lo mantendría y defendería frente a otros intereses minoritarios.

La tercera condición política, que sería necesaria para sustituir nuestra sociedad cerrada por una integradora y verdaderamente  representativa, será la expansión y defensa de un espíritu comunitario. Un sentimiento de pertenencia a un mundo basado en unos mismos principios. Si a lo largo de las orillas mediterráneas se extienden de manera natural multitud de factores, la identificación consciente de todos sus habitantes entre sí llegaría con la misma naturalidad. El trigo que se leva en migosos panes, la uva que se convierte en pócima que alegra el alma, la oliva que llora sus oleosas lágrimas, ovejas que nos otorgan tejidos y carnes para el frío, redes llenas de pescados sacrificados en crujientes frituras, salsas y majados en los que embadurnar los bocados deliciosos son asuntos generalizados. Músicas nostálgicas nos comunican con pasados perdidos y nos acercan a los que una vez fueron y ya no están. Espíritus amantes del riesgo y la aventura emprendiendo viajes sin destino por un mismo mar, que impregna de sal nuestros cuerpos y alimentos. Muchos son los asuntos que nos unen, que nos convierten en compinches del buen vivir. Sexualidad lujuriosa condenada al pecado por demasiados siglos de represión religiosa. Espíritu femenino oculto en mundos domésticos y expulsado del ágora por quienes confundieron grandeza con debilidad. Vocación de paz y convivencia aplastada por fantasmagorías militaristas de conquista y pillaje. Simplicidad de los infinitos placeres que arruinamos bajo los principios de acumulación y exclusividad. Debemos saber quiénes somos, de dónde venimos y qué vale la pena defender para crear un mundo del que estén orgullosos los nuestros desde su paraíso en Ítaca. Parece fácil y lo es. Ahuyentando el miedo a perder lo que tenemos, que es poco y pobre, debemos lanzarnos a la aventura de rescatar lo nuestro. Lo que siempre ha estado ahí. Bajo los escombros.
Un arroz negro, aunque de los falsos,
nos representa más que muchos personajes
(por cierto, éstos de mediterráneo saben poco)

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