Receta iphonetilla de patata (Tortilla de patata virtual)
Faltaban farolas a las que agarrarse en el Paseo Indepedencia |
Receta de Tortilla de Patata
Habitual oro líquido de cercanía |
Éste es y será nuestro petróleo |
Uno de los mejores calidad-precio de Aragón |
Cada día más valorada. Obligados estamos a difundirla |
Harinosa y absorbente, como muchas personas |
No es pecado utilizar este novedoso tesoro Vale la pena |
Humildad que conmueve |
Una ayuda al bienestar de nuestras compañeras gallinas bien vale unos céntimos de más |
chiste patatero |
Ingredientes:
Un kilo de patatas harinosas
6 Huevos ecológicos de gallinas camperas
Una cebolla grande de Fuentes de Ebro
Aceite de oliva virgen extra del Bajo Aragón
Trufa negra fresca de Carrión
Una botella de Coto de Hayas Garnacha Centenaria D.O. Campo de Borja
Sal
Elaboración:
Con los mismos ingredientes de una simple tortilla de patata clásica y dos nuevos invitados como son la trufa y el vino tinto vamos a elaborar la tortilla moderna. La idea es que al igual que el iphone ha revolucionado el mundo de la telefonía móvil sin apenas aportar ninguna novedad al panorama digital, esta tortilla sirva para convencer al descreído de que todo en este mundo puede evolucionar sin perder su esencia. Desde el clásico dicho de que hace falta cambiarlo todo para ver que todo sigue siendo igual, los idasdecocina nos lanzamos a probar este nuevo invento, que todavía admite más variaciones e ingredientes originales.
Garnacha reduciéndose |
Ya reducida en textura perfecta |
Puré de patata y cebolla cocido en Campo de Borja |
Nuevas iniciativas ofecen calidad y sostenibilidad |
Lo inteligente es apoyarles y disfrutar apoyando a nuestros vecinos |
En primer lugar verteremos en una cacerola la botella entera de vino tinto, salvo la copa que nos acompañará durante la hora entera que dura el proceso. Esperaremos a que hierva mientras pelamos las patatas y las partimos rompiéndolas más que cortándolas, para que el licor penetre bien en el interior; y picamos la cebolla. Introduciremos las patatas y la cebolla en el vino y coceremos hasta que queden en el punto previo a deshacerse (unos veinte minutos deberían ser suficientes). Durante el proceso es fácil que el vino se reduzca tanto que haga falta añadir algo más de líquido. Se puede optar por agua o, como fue el caso se descorche otra nueva botella borjiana. Con una rasera extraeremos las patatas y la cebolla de la cacerola y las introduciremos en un vaso batidor, al que iremos añadiendo, si fuese necesario, algo de líquido de cocción mientras batimos hasta que quede un puré más bien espeso. Salaremos el resultado y de manera opcional rallaremos un poco de nuez moscada, que siempre enriquece un buen puré
El siguiente paso es muy sencillo y no requiere gran habilidad, pues se trata de seguir reduciendo el vino hasta que quede en un estrado cremoso, que al dejarlo caer desde una cuchara lo haga en forma de hilillo, no goteando. Se debe tener en cuenta que al atemperarse espesará todavía más que en caliente. Reservaremos la reducción, pasada por un colador, para la presentación.
Sobre la fuente de presentación verteremos el rojizo puré de patata y cebolla y lo alisaremos en su superficie. Después en una sartén bien provista de aceite de oliva virgen extra humeante freiremos a la manera clásica los huevos, preferiblemente sacándoles puntillas por el tema visual.
Para la presentación final colocaremos los huevos sobre el puré, adornaremos artísticamente con unos hilillos de reducción de vino tinto jugueteando entre los huevos y sacaremos a la mesa, donde llegará el momento de rallar generosamente la trufa sobre cada uno de los huevos y de añadir unas escamas de sal. La combinación de sabores, desde la clásica tortilla de patata, al dulzor aportado por la garnacha reducida y al aroma subterráneo de la trufa, nos llevará al éxito seguro por la originalidad, y nadie podrá acusarnos de traición al pasado, pues todos los elementos y procesos son los de toda la vida en nuestros fogones. Como el iphone se trata de lograr una presentación novedosa y sorprendente en algo que no necesite más reconocimientos, en este caso nuestra auténtica y castiza tortilla de patata.
Verlas e libertad... |
...todo un placer |
Y sus frutos lo dejan ver Huevos fritos con hermosas puntillas |
Sobremesa:
La propuesta para una buena sobremesa tras trajinarse la tortilla se trata de intentar arreglar el mundo. Y como decía Ivá en boca del Makinavaja: “En un mundo sin ética, a la gente decente sólo nos queda la estética”. Así que sin pensar en las consecuencias ni en la moralidad, que pague quién tiene que pagar por los errores de este cochino mundo, y para ello nada mejor que la acción directa, tan practicada como olvidada en este mojigato país. De perdidos al río, si no hemos tenido miedo de unir tortilla, vino y trufa, por qué no atrevernos a algo más productivo. Nuestro amigo Cisco lo ha hecho, y lo narramos a través de varias entregas donde desarrolla su venganza contra los responsables de tantas injusticias. Pusilánimes y cantamañanas absténganse de seguir este relato. Hoy comienza el plan.
Salut para casi todos
Plaza Santa Marta. Entre el bullicio comienza la tarde |
Capítulo 1 (Comienza la tarde)
Como se podía esperar en el último día del año, la siesta no duró demasiado. La hora del vermú se había alargado en los bares de alrededor de la calle Mayor. Grupos de bulliciosos clientes salían de los locales entonando las tradicionales tonadillas de borrachos. El jolgorio iba subiendo de tono conforme avanzaba la tarde. Tal dosis de felicidad ajena obligó a Cisco a levantarse de la cama y dirigirse al baño para comenzar, un poco antes de la hora prevista, su periplo de fin de año. Tras una ducha tibia que le terminó de despejar, volvió desnudo al dormitorio para enfrentarse con el armario ropero. Tras revolver, desenfundar y sacar de sus perchas varios trajes que fueron cortados a la moda de muchos años atrás, halló lo que buscaba. Dentro de una gran bolsa de plástico de El Corte Inglés lo encontró, tal y como lo recordaba. De color crudo, impecable, aquel traje que nunca estrenó le traía el recuerdo de Juana, la mujer que lo eligió para él.
- Mal rayo la parta- pensó- y a su puñetera familia feliz-
Nunca le habían gustado los trajes claros, pero en aquella época se hubiese dejado poner cualquier cosa con tal de obtener la aprobación de su rubia, que era como le gustaba llamarle. Después de un tiempo dejó de elegirle la ropa y pasó, de la noche a la mañana a cambiar pañales de niños calvos. Todos hijos de un tipo calvo, de traje claro, al menos así lo imaginaba Cisco, que trabajaba en la oficina del Barkleys de la Plaza de España. De haber tenido cuartos, el cincuentón se habría comprado uno nuevo para la ocasión, pero pensó que aquel estaba impecable y serviría para la noche.
Símbolo de los culpables Banca incívica |
Se domó el pelo a base de gomina extrafuerte. Lo peinó chafándolo hacia atrás como había visto hacer a los gansters de las películas americanas. Se perfumó y no olvidó ajustarse un pañuelo de seda violeta en el bolsillo superior de la chaqueta, y centrase el nudo de la corbata antes de salir de casa. Vano intento el de Cinteta, que quiso colarse entre las piernas de su amo al salir por la puerta.
- No es tu noche, cielo- se dirigió a la perra con ternura y firmeza a la vez – el espectáculo no te gustaría- cerró la puerta ahogando el resignado lamento del animal.
Bajó los dos pisos andando por la escalera y, al llegar al portal, sacó un sobre del bolsillo del abrigo y lo introdujo en un buzón que no era el suyo. Al salir a la calle el frío congeló su rostro al instante. Un viento gélido recorría la calle haciendo que la gente fuese encogida y con las manos en los bolsillos en sus cortos recorridos de bar en bar. Cien metros escasos separaban a Cisco del local de la Romi , pero en un día como aquel fueron suficientes como para llegar con ansias de un carajillo cargado y caliente que mitigase el asqueroso frío. El primero cumplió su misión, así que pidió un segundo para poder disfrutarlo con más calma.
Anocheció sin previo aviso, con la premeditación del traicionero enero. De nuevo en la calle y repasando el plan se acercó a la calle Estébanes, donde había quedado con el Bolilla para lo sería su despedida después de tantos años de idas y venidas juntos. El tour comenzó en el local de Almau por aquello de que los vinos siempre estaban en su mejor temperatura y oxigenación. Eligió una botella garnachera de un más que correcto Borja a la que acompañaron varias rondas de las tradicionales anchoas con cazalla.
Tradición anchoera |
En el corazón del Tubo |
- Vaya timada- comentó el exfotógrafo frunciendo el ceño todavía más que en su estado natural- dicen centenaria y estas viñas no pasarán de la cincuentena- apuró el último trago de la copa y ambos compinches rompieron a reir.
Un clásico zaragozano que esconde... |
una elegancia sólo asequible iniciados |
Así salieron de la taberna comentando las virtudes de una buena cincuentona frente a una decrépita centenaria. Tras recorrer unas cuantas barras de cinc de las pocas que quedan por el tubo, pocas eran las farolas del Paseo Independencia esperando ser abrazadas por la extraña pareja. Hasta que el denso café del Bar del Hotel Goya no se filtro en la sangre de Cisco, no recordó el plan que llevaba días diseñando. Así que aprovechando que el pequeño Bolilla había ido a evacuar al baño, salió con sigilo y rapidez dando esquinazo al compañero. Sabía que de pedírselo le seguiría al infierno, por eso no lo había hecho. Cigarro entre los labios, cabeza hundida y manos en los bolsillos se dirigió al primer paso de su épico plan.
Tecnología y tortilla: es necesario que todo cambie para que continúe igual |
Muchísimas gracias por pasaros a visitar nuestro Recetario Mañoso.
ResponderEliminarNo conocía vuestro blog y me ha gustado mucho así que me quedo, con vuestro permiso.
Un besico muy fuerte desde La Cultura del Tupper
Buenoooooooooooooooo
ResponderEliminarQue gustazo me da encontrar más blogueros aragoneses.
Con tu permiso enlazo ahora mismo tu blog a mi sección de Blogers aragoneses.
Pochoncicos.